Necesitamos
con urgencia poner cura a una sociedad con una salud muy debilitada
en los últimos años. La crisis, la reforma laboral, los recortes en
sanidad, dependencia y educación, nos están convirtiendo en pobres
crónicos.
Es
verdad que los grandes números dicen que la crisis ha sido superada,
al menos para algunos, pero la realidad es que se han acentuado las
desigualdades. Los beneficios empresariales que ya están en niveles
precrisis no han tenido su reflejo en el conjunto de la sociedad.
Pero la UGT que es un sindicato de clase, sigue defendiendo, después
de 130 años, la redistribución de la riqueza como herramienta
imprescindible para combatir esa desigualdad, que en España tiene un
carácter más virulento que en el resto de Europa. Creo que todos
estamos ya un poco hartos de esta situación.
Desde
UGT estamos convencidos que debemos dejar a las generaciones
venideras una sociedad abierta, justa, igualitaria, moderna, rica…,
pensiones dignas, salarios justos, igualdad entre hombres y mujeres,
sin discriminación por sexo, sin corrupción, sin violencia, con
empleo estable, con atención a la dependencia y con servicios
públicos de calidad. Seguramente tienen que pasar años para
conseguir logros de tal magnitud, pero no tiramos la toalla.