En la primera semana de Julio salió publicado un Real Decreto
por el que se aprobaba una Oferta de Empleo Público Extraordinaria y adicional.
Real Decreto que ha sido convalidado en recientes fechas por el Congreso.
Una OEP en la que por primera vez, después de mucho tiempo,
se han tenido en cuenta los diagnósticos realizados por UGT y el resto de Sindicatos sobre las
necesidades más urgentes que deberían satisfacerse para paliar, de alguna
manera, el deterioro que están sufriendo determinados servicios públicos,
deterioro que podría incluso llegar a colapsarlos. Una Oferta, a la que el
Gobierno se ha encargado de publicitar a bombo y platillo en todos los medios
de comunicación. Pero, desde luego sin desmerecer los aspectos positivos de la
misma, a los que más tarde volveré, es necesario también, relativizar y
contextualizar, como sucede también con otras cuestiones. No todo es blanco o
negro, sino que la realidad está repleta de tonalidades grises.
Pongamos por ejemplo la última EPA con unos resultados globales
que podemos considerar positivos. En ella se refleja un incremento del número
de personas ocupadas, creándose empleo a un ritmo superior a los países de
nuestro entorno, lógico si tenemos en cuenta que España es el país de nuestro
entorno en el que más empleo se destruyó. ¿Debemos alegrarnos porque haya más
gente ocupada? SI, ¿debemos alegrarnos porque el empleo siga siendo tan
precario? NO.
Lo mismo pasa con el dato del PIB, con el que el gobierno
está sacando pecho por la continua modificación al alza que se está
pronosticando. Este año, al parecer, también puede sobrepasar el 3%, como lo ha
hecho en los dos años anteriores. Un incremento del cual el Gobierno se jacta
diciendo que va a ser el mayor de la OCDE, pero también es cierto que España ha
sufrido el mayor decremento durante los años de crisis. ¿Debemos alegrarnos
porque este incremento supondrá una mayor riqueza para el país y por
consiguiente una mejora en el empleo? SI. Pero si ese incremento solo se
traduce en mejorar los excedentes empresariales y no se traslada a los salarios
de los trabajadores, nos debemos alegrar? NO.
Por tanto, tenemos que preocuparnos en primer lugar por resolver los
problemas reales de las personas y luego, vender bondades, y no al contrario,
que es lo que se está haciendo desde el Gobierno.
Volviendo a la OEP, es de destacar el incremento neto de
empleo público, escaso, pero incremento al fin y al cabo, lo que supone un
punto de inflexión. No hay que olvidar que en los últimos cinco años se han
perdido más de cuatrocientos mil puestos en el Sector Público, por lo que
vuelve a ser necesario relativizar y contextualizar y primar la resolución de
los problemas antes que vender productos.
Como antes comenté, el Gobierno en esta ocasión no ha hecho
oídos sordos a las reivindicaciones Sindicales, como nos tenía acostumbrado,
asumiendo la existencia de necesidades imperiosas en determinados sectores por
la destrucción de empleo público. Que se lo digan a las personas que tienen que
asistir a las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal o, a los/as
ciudadanos/as del Norte de la Provincia de Castellón con la problemática en la
expedición y renovación del DNI. Que se lo digan a las Autoescuelas por la
falta de examinadores o, a los trabajadores que por desgracia tengan que
recalar en el FOGASA (trámites que antes se resolvían en 3-4 meses, ahora
llegan a los 18).
Por tanto, esta Oferta de Empleo Público creeremos que va en
la senda correcta. Ahora bien, es
necesario afianzarla, garantizando su continuidad en sucesivos años y, por
supuesto, teniendo su reflejo en las diferentes Ofertas de las Comunidades
Autónomas, aunque en la nuestra tenemos un problema añadido: La
infrafinanciación histórica de la misma, pero eso, es harina de otro costal.
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