Hoy
nos puede parecer imposible, pero existió un tiempo en el que en
Internet no existían las famosas redes sociales, estas que nos
“facilitan” la comunicación (Facebook, Instagram, Whatsapp,
etc.).
Y
es que tal día como hoy, 4 de febrero, pero de 2004, comenzaba su
andadura Facebook, que en aquel entonces era un servicio para alumnos
de la universidad en la que estudiaba su creador, Harvard, hasta
alcanzar los más de 2.000 millones de usuarios de que dispone en la
actualidad.
Lo
más característico de esta red es su famoso “Me gusta”, con el
cual el usuario puede valorar las publicaciones de sus amigos dentro
de esa red, aunque posteriormente aprendimos que los algoritmos de
esta red tienen efectos psicológicos y facilitan la difusión de las
famosas “fake news”.
En
cualquier caso, estas redes sociales se nos ofrecen como un falso
escapismo que nos permite huir de la realidad diaria para envolvernos
en un entorno “amigable” donde las publicaciones que vemos son
las de las personas que piensan como nosotros y así tenernos el
máximo de tiempo conectados.
Pero
no sólo es en nuestra vida personal donde intenta captarnos
Facebook… de los mismos creadores ha surgido una red similar,
Workplace, que se define como una red social que pretende mejorar la
productividad empresarial, facilitando y profesionalizando la
comunicación interna de una forma amigable y familiar.
Y
cuando miras la realidad laboral de nuestra provincia, la verdad es
que te preguntas si ese fantástico “Me gusta” va a servir para
alguna utilidad más allá de que la comunicación interna en las
empresas sea de arriba a abajo, es decir, como toda la vida.
Así,
por ejemplo, el jueves 17 de enero leíamos en este periódico que
había tres importantes colectivos cuya negociación de convenio
estaba en el aire, los de los sectores de hostelería,el de oficinas
y despachos, y el transporte de mercancías por carretera, que suman
alrededor de 30.000 trabajadores.
Este
último sector, el del transporte de mercancías por carretera, cuyo
convenio se encuentra efectivamente en negociación, está a la
espera de que se reúna por sexta vez la comisión negociadora con
una demora únicamente achacable a la patronal de este sector,
estrategia que no es nueva.
Y
de los otros dos convenios, a las asociaciones patronales ni están
ni se les espera, porque resulta mucho más cómodo tirar del
estatuto de los trabajadores en vez de trabajar por la
profesionalización del sector regulando unas condiciones mínimas y
evitando la competencia en costes laborales.
Pero
si extendemos la mirada podemos ver en el horizonte otros conflictos
laborales, por ejemplo medidas que la sociedad reclamamos como la
gratuidad de la autopista AP-7 a la finalización de la concesión,
conlleva el que 250 familias que trabajan en la concesionaria se
quedarán sin trabajo una vez pase a hacerse cargo la administración
de esta infraestructura.
Con
estas perspectivas en las redes sociales más que el “Me gusta”
tendremos que echar mano de un claro “Me enfada” y es que hay
mucha diferencia entre la realidad “virtual” de las redes
sociales y la realidad del día a día que tenemos que soportar los
trabajadores de determinados sectores.
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