El paisaje industrial en la provincia de Castellón preocupa, y no es para
menos. La industria es esencial en un país avanzado ya que aporta riqueza al país,
riqueza en diversas formas que nos beneficiamos muchos ciudadanos, trabajadores
y administraciones, da salarios mejores que otros sectores, bastante seguridad
en el empleo, mucha mano de obra indirecta. Todo esto conlleva una mejora de la
economía en la zona donde se encuentra. Por eso, cuando se resiente la
industria saltan todas las alarmas de pánico.
Esto es lo que parece que está pasando en Castellón, parece que está
sonando la alarma, y no es para menos.
Es cierto que en la industria cerámica han vuelto expedientes de regulación
de empleo, y todas las miradas están puestas ahí, cosa normal debido a su
importancia y dependencia que siempre ha tenido el azulejo. Parece que no
salimos de una crisis y muchos ya anuncian otra. El sector hace once años tenía
veintitrés mil trabajadores directos y hoy estamos alrededor de quince mil, una
bajada de ocho mil puestos de trabajo, no es poca cosa. La crisis de 2008 azotó
al sector muy fuerte, las nuevas tecnologías, la industria 4.0 junto a que
otros países fabrican baldosas cerámicas, parece que las cosas no son sencillas
para remontar. Tampoco conviene ser alarmista, ni jugar a ser adivino a ver qué
pasará. Los números de ventas a mes de septiembre son positivos, es cierto que
si han bajado, con que en principio no parece ser una caída brutal de las
ventas. Parece que las empresas tenían los objetivos de ventas más altos y
podría haber una sobreproducción. Esto ha llevado a parar producciones para
intentar reajustar con las ventas. Ahora todas las miradas están puestas
en Cevisama para ver el pulso del mercado como va y como serán las expectativas
para el 2019.
Habrá que estar pendiente también con el contexto internacional, ya que las
medidas de proteccionismo que se están poniendo de moda algunos, podrían ayudar
muy poco a nuestra industria cerámica, ahora mismo las tensiones en Rusia con
Ucrania son un problema añadido pues la materia prima viene de allí.
Dificultades siempre han habido, momentos difíciles también, está claro que
cada vez hay más competencia tanto en precio como en diseño y calidad. Esta
provincia lleva muchos años sabiendo hacer azulejos y no se nos ha olvidado.
Así que lo que toca es, creer en lo que hacemos y fabricamos, ser capaces
mejorar en calidad y diseño, y demostrar a los clientes que el azulejo de
Castellon es puntero en el mundo. Si solo nos preocupa el precio entraremos, si
no lo estamos ya, en un bucle que no sé si podremos salir fácilmente.
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