Esta
semana tenemos el 20 de Febrero el Día Mundial de la Justicia
Social, y nuestro sindicato, la Unión General de Trabajadores,
creemos imprescindible combatir la desigualdad salarial, en un país
que crece por encima del 2% desde hace varios años, dónde aumentan
los beneficios de las empresas y es fundamental que crezcan los
salarios, movilizándonos por campañas como la de #PonteA1000 que
reivindican la subida de los salarios más bajos tanto en el diálogo
social como en la negociación colectiva, y dónde se van produciendo
avances.
Pero
además el 22 de Febrero es el Día Internacional por la igualdad
salarial entre hombres y mujeres, esa que cuando un periodista le
preguntaba sobre su posición al Presidente del Gobierno, Don Mariano
Rajoy, respondió “No nos metamos en eso...”.
Y
es hay que actuar contra la desigualdad salarial de genero, porque la
igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es cosa de futuro:
al ritmo actual, hasta el año 2234 no será efectiva, demostrando
que la participación de la mujer en el mercado laboral no ha
mejorado nada, ya que España ocupa el puesto 122 de 144 países en
igualdad de sueldos entre hombres y mujeres, según el Índice Global
de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial
Esa
desigualdad no solo afecta a la cantidad de dinero que las mujeres
reciben por hora de trabajo, afecta también a futuro, a la
jubilación, igual que a las prestaciones por enfermedad o desempleo.
Así, desde 2010 a 2014 el salario medio anual de los hombres se
incrementó en 247,50 euros mientras que el de las mujeres, solo en
9,60 euros.
Y
aunque la ministra de Empleo hable de iniciativas sobre el tema, como
auditorías salariales, son medidas claramente insuficientes, ya que
aunque se lleven a cabo es parchear la situación, y para la UGT lo
realmente importante es una ley de igualdad salarial. No podemos
tolerar la diferencia de salarios entre hombres y mujeres, que en
nuestro país se sitúa en una media del 25%, pero tampoco podemos
admitir la desigualdad en las opciones en los ascensos laborales o
simplemente en las condiciones de trabajo.
Porque
aunque existe legislación contra la brecha salarial, como el
Estatuto de los Trabajadores que obliga a las empresas a no
discriminar por razón de sexo en materia de retribuciones, y la Ley
sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS), que
califica de muy grave la discriminación salarial por razón de sexo
y contempla sanciones y multas económicas a las empresas, es difícil
detectar la brecha salarial y llevar a las empresas a los tribunales
en estos casos.
Y
es que la precariedad, producto del trabajo temporal y/o a tiempo
parcial, tiene principalmente rostro de mujer, con empleos que no
permiten salir de la pobreza y futuras jubilaciones de difícil
subsistencia; hablando de pobreza también nos recuerda la Plataforma
por un Nuevo Modelo Energético que estamos en la Semana Europea
contra la Pobreza Energética, y se estima que son muchos los hogares
incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada durante
el invierno, siendo España el cuarto país de Europa con mayor
número de ciudadanos que sufren este tipo de pobreza.
Artículo de Opinión del compañero José Antonio García Granada.
Secretario Territorial Intercomarcal de FeSMC Comarques del Nord.
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