Y ese algo que
falta es la negociación colectiva en determinados sectores productivos de
nuestra provincia; siempre se dice que un hecho puede convertirse en noticia,
pero para la UGT de Castellón lo verdaderamente reseñable es la falta de
negociación de determinados convenios provinciales en estos últimos cinco años.
¿Qué es lo que
ha ocurrido para que los representantes empresariales se sientan cómodos con
esta situación? La respuesta es muy clara: la Reforma Laboral de febrero de
2012, que aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy, paralizó la negociación
colectiva, dando prioridad a los convenios de empresa frente a los de sector y
limitando la ultraactividad de los convenios vencidos. Con ello, la reforma
generó un tremendo desequilibrio entre el poder de las empresas y el de los
trabajadores a los que representamos, con el consiguiente aumento de la precarización
y de la desigualdad, y obviando la importancia de la negociación colectiva como
instrumento para la cohesión social
Un ejemplo de
uno de los sectores dónde esta reforma más daño ha hecho es un sector como el
de la hostelería, en el cuál el último convenio colectivo provincial finalizó
su vigencia en 2011, y durante estos años los sindicatos hemos venido
reclamando y movilizándonos para negociar un nuevo convenio que permita
defender los derechos y salarios de los
trabajadores del sector, por ser un convenio clave en la vertebración económica
y social de la provincia.
Y es que día
sí, día también, leemos en este periódico la importancia que tiene la
hostelería en nuestra provincia como parte de la actividad turística, cómo
desde las administraciones públicas se apuesta por la excelencia en este
sector, y se hace mucha incidencia en carencias cómo la formación. Pero no
menos importante es que los trabajadores, que han sufrido importantes recortes
de sueldo y derechos durante esta crisis de la que la macroeconomía nos dice
que estamos saliendo, sufren condiciones de temporalidad y precariedad que
parecen propias de otros países con economías menos desarrolladas que la
nuestra. Y si en otras provincias de hecho se realiza una apuesta por mejorar
las condiciones de estos trabajadores desbloqueando convenios que recogen
incrementos salariales, desde UGT no entendemos que Castellón quede al margen
de lo que en el resto de España se consigue mediante la negociación colectiva,
con problemas como el de las empresas multiservicio que han dado lugar a
colectivos de trabajadores pobres como el de las camareras de piso (las
“kellys”), y que con la mencionada negociación podríamos solucionar regulando
la externalización de servicios en el sector y aplicando a los trabajadores
subcontratados el convenio resultante, mejorando así sus condiciones laborales.
Desde el
sindicato tenemos claro que los intereses corporativos, el beneficio económico
y la eficacia no pueden ser los únicos criterios de la relación laboral, ya que
por encima de ellos tienen primacía los derechos fundamentales de la persona,
la humanización del trabajo y el respeto de la dignidad humana en una dinámica
que tenga en cuenta el bienestar común. Y es que, por su propia esencia, la
negociación colectiva exige que las partes, que conocen sus necesidades, posibilidades
y los temas que desean tratar en función de sus prioridades, se adapten a las
circunstancias cambiantes del medio específico en que se producen, haciendo
concesiones mutuas e identificando beneficios satisfactorios para cada una de
ellas, y no es impermeable en modo alguno a las grandes y profundas
transformaciones políticas, económicas y sociales que experimenta la sociedad y
el mundo en general.
Por todo ello
desde UGT vamos a seguir apostando porque sólo mediante la negociación
colectiva será posible que trabajadores de sectores precarios como la
hostelería, el pequeño y mediano comercio, etc. mejoren sus condiciones
laborales presentes y futuras (cotizaciones para IT, para la jubilación, etc.)
y así participen de la recuperación de la macroeconomía. Algo tan simple como
necesario si queremos vivir en una sociedad moderna.
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