Podríamos definir la igualdad,
como “la ausencia de cualquier tipo de discriminación”. Bien, perfecto. El
problema viene cuando no existe esa “ausencia”. Y más concretamente en el
terreno laboral entre hombres y mujeres.
Evidentemente, se ha avanzado
mucho en nuestro país en reducir la brecha que existe por razones de género.
Pero queda mucho para una equiparación plena, ya que aún hoy en día hay
sectores, yo llamaría subsectores, donde las diferencias, sobre todo salariales,
son significativas.
Históricamente, el trabajo de la
mujer se entendía como una ayuda a la economía familiar, cuando hoy en día, y
ya hace bastantes años, el salario de la mujer puede ser el mayor aporte a
dicha economía, y en muchos casos el único. Esto se producía mayormente en
sectores manufactureros y de baja cualificación profesional. Concretamente podríamos
hablar del sector textil, agrario (almacenes), comercio, hostelería…, donde la
presencia femenina siempre ha sido numerosa.
Los sindicatos que negociamos los
diferentes convenios que afectan a los sectores que he nombrado antes, y concretamente
desde la UGT, siempre incidimos en la necesidad de ir a una equiparación total
y absoluta, no hablar de hombres y mujeres, sino de personal laboral. Por eso
las tablas salariales son por puesto de trabajo, no por si eres negro, blanco,
cristiano, musulmán, joven, mayor, hombre o mujer., o cualquier otro tipo
diferencia. Que no somos iguales, es evidente, pero lo que no se puede producir
es una discriminación por esa desigualdad, o una desigualdad por esa
diferencia. ¿Complicado? Yo creo que no, todo es cuestión de voluntad. Hay que
reconocer, que la mayoría de las empresas medianas o grandes, o afectadas por
convenios sectoriales, la desigualdad es mínima o nula, pero teniendo en cuenta
que en nuestro tejido productivo el 80% son pymes, hay mucho trabajo por hacer.
Y más después de la famosa “Reforma laboral”, del actual “gobierno en
funciones”, que posibilitaba la modificación sustancial de condiciones de trabajo,
y por lo tanto la no aplicación del convenio. Pero este tema lo trataremos en
profundidad en otro artículo.
Independientemente del ámbito
laboral, también se producen discriminaciones en otros apartados como puede ser
el tema político. Aún no hemos tenido ninguna presidenta, vicepresidentas sí. Y dentro de las ejecutivas, vemos la
diferenciación de número que hay en algunos partidos, viejos y nuevos. Hay
algunos que han recurrido al tema de porcentaje, cosa que no estoy de acuerdo,
pero que veo necesario. Y no estoy de acuerdo, porque si tiene que ser una
ejecutiva al 100% de mujeres, ¿porque
no? Y al revés también. Pero como he dicho, de momento veo necesario para
asegurar su presencia en diferentes órganos de decisión.
Desde hace algunos años, vemos
que las mujeres son mayoría en los centros universitarios, lo que en buena
lógica, se debería plasmar en su presencia en puestos de dirección. De hecho en
la mayoría de los hogares, ¿quién gestiona los recursos? Pues si en casa son
buenas gestoras, en la empresa, igual.
Ojala, que en el futuro, el “Día
Internacional de la Mujer”, sea un día de celebración, y no como siempre un día
de reivindicación, ya que hasta que no sea así, será porque sigue habiendo
desigualdad. No sé si lo veremos, pero lo que si se, es que desde UGT, vamos a
hacer todo lo posible para que la IGUALDAD, sea algo más que una simple
palabra.
Publicado en El Mediterráneo
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